Cada región geográfica presenta un tipo de alimentación adecuada a sus costumbres, recursos sociales, económicos y propios de la región (cercanía al mar, tierras fértiles, disponibilidad de agua, etc.), aspectos culturales y gastronómicos, entre otros factores, que afectan a la elección de alimentos y características de la dieta.
Concretamente, la dieta o alimentación oriental es característica de la región de China, Japón, Tailandia e India, en resumen, de los países asiáticos, que se caracterizan por presentar una menor incidencia de cáncer, obesidad y enfermedades cardiovasculares, comparado con los países occidentales.
Para describir en que consiste la dieta oriental, utilizan un grafismo o imagen de peonza, que se divide en sectores de mayor a menor amplitud en sentido descendente, para, de forma visual, entender que alimentos son de mayor consumo y cuales de menor consumo, al día.
En esta imagen, se resume cuantas raciones comen de cada grupo alimentario, por día; ya que la alimentación oriental se caracteriza por la gran variedad de alimentos que combinan diariamente. Los asiáticos consumen más de 30 alimentos diferentes al día, mediante la combinación de éstos en cada plato, en cantidades reducidas.
Si nos fijamos, podemos ver como diferencias respecto a nuestra pirámide alimenticia, propia de la Dieta Mediterránea, las siguientes;
- Se considera al agua y al té, como bebidas principales del día. El té es una bebida muy tradicional de la región asiática, rico en antioxidantes, minerales y vitaminas, que se utiliza, incluso, en la elaboración de dulces, helados y galletas. Dentro de los diferentes tipos de té existentes, el té verde es el de mayor consumo.
- La base de la dieta oriental se compone de alimentos ricos en hidratos de carbono. Concretamente, se consume mucho arroz, en forma de arroz o fideos de arroz, u otros derivados. Pero, también, se consume bastante pan.
- Las verduras y las hortalizas comprenden el segundo nivel de alimentos de mayor consumo. Dentro de este nivel, encontramos algas y vegetales marinos, y derivados de la soja. Por un lado, las algas y vegetales marinos se caracterizan por su elevado contenido en proteínas vegetales, vitaminas, minerales y fibra. Mientras que, los derivados de la soja, contienen grandes cantidades de proteínas, grasas insaturadas (saludables), antioxidantes y fitoestrógenos, que mantienen la densidad ósea en la menopausia y reducen los niveles de colesterol sanguíneo (aún en estudio). Ambos vegetales son altamente consumidos en la región asiática, y frecuentemente sustituyen a alimentos ricos en proteínas animales.
- Pescados y carnes, magras, como proteínas animales principales. El pescado es, habitualmente, consumido en forma cruda o poco cocinada, denominado sushi, típico de Asia (Japón), acompañado de arroz y algas.
- Y, por último, lácteos y frutas, como alimentos de menor consumo diario.
En general, la dieta oriental es menos calórica que la dieta occidental, pues se caracteriza por un menor contenido en grasa, ya que, además, de consumir alimentos bajos en grasas, utilizan técnicas culinarias, también, bajas en grasa, como es el vapor, el crudo o el salteado en wok.
Por contra, y como aspecto perjudicial principal en este tipo de alimentación, encontramos un excesivo consumo de sal, propio de la sal de adición, salsas y encurtidos utilizados diariamente, en la alimentación habitual.
Pero, corrigiendo el exceso de sal en la dieta, es una forma de alimentación excelente, baja en grasas, rica en hidratos de carbono y verduras (algas y derivados de la soja, como proteínas vegetales esenciales en la dieta), con gran variedad alimentaria.