La Salmonelosis es una de las intoxicaciones alimentarias más común en nuestro entorno, que se produce al ingerir alimentos, o agua, contaminados por enterobacterias del género Salmonella.
¿Cómo es esta bacteria?
La Salmonella es una bacteria muy extendida en nuestro medio, que reside en el tracto intestinal de diversos animales, tales como las aves (domésticas y silvestres).
Proviene de la familia de las bacterias Enterobacteriaceae; y no todas las especies, cepas o serotipos de Salmonella provocan los mismos síntomas y con la misma gravedad.
Concretamente, Salmonella enteritidis y Salmonella typhimurium son las principales formas de Salmonella que provocan salmonelosis en nuestro entorno (salmonelosis no tifoidea).
¿En qué consiste la enfermedad?
Es una enfermedad infectocontagiosa, es decir, es posible contagiarse al ponerse en contacto con animales o personas que presenten salmonelosis; y, engloba una serie de manifestaciones y síntomas similares a un cuadro de gastroenteritis aguda.
Su prevalencia aumenta en verano, con las altas temperaturas, y suele afectar más a personas con un sistema inmunitario débil, como niños, ancianos e inmunodeprimidos. Además, se vuelve más resistente si el paciente está infectado, previamente, por otras bacterias o parásitos.
El signo o síntoma más representativo de la salmonelosis es la diarrea (no hemorrágica), acompañada de náuseas, vómitos y fiebre, que aparecen después de 6 a 48 horas, tras haber ingerido el alimento contaminado.
Los síntomas gastrointestinales propios de la enfermedad desaparecen por sí solos (se define como una enfermedad autolimitante), a los 3 o 7 días tras la intoxicación, mientras que la fiebre remite a las 72 horas tras la aparición de los síntomas.
¿Cual es el tratamiento de la enfermedad?
En primer lugar, y siempre que no sea necesario, se debe evitar la administración de antibióticos, pues no modifican el curso de la enfermedad y favorecen la aparición de recaídas posteriores.
Así que, como principal medida curativa se recomienda la rehidratación inmediata del paciente, con abundante agua y sales minerales, que evite complicaciones próximas, debidas a la diarrea. Además, sería conveniente el consumo de alimentos, en pequeñas cantidades (según la tolerancia), ricos en sal, pues favorece la retención de líquidos en el organismo, y otros minerales, como el potasio (plátano, patatas, etc.).
¡Mucho cuidado con niños, ancianos y personas inmunodeprimidas!; las cuales, posiblemente, sí precisen de tratamiento farmacológico y cuidados intensivos.
Y, ¿cómo prevenir las intoxicaciones por Salmonella? ¿cómo se contaminan los alimentos?
¿qué alimentos tienen mayor probabilidad de ser portadores de la bacteria Salmonella?
Las principales formas de contaminación de los alimentos y el agua, es por contacto con materia fecal de animales portadores de dicha bacteria, como son las aves, los reptiles y, en ocasiones, animales domésticos, como gatos y perros.
Por lo que, podemos encontrar Salmonella, en alimentos de origen animal como leche, carnes o huevos (por contacto directo con materia fecal del propio animal portador de Salmonella), u otros alimentos, como verduras y frutas, que han sido regados con agua contaminada con materia fecal, o contaminados por mala praxis higiénica de manipulación alimentaria.
Por tanto, como normas básicas para la prevención de intoxicación por Salmonella, se establecen las siguientes;
- Control de la temperatura, de cocción y de conservación;
- Carnes, pescados y productos de repostería (con derivados lácteos), deben permanecer refrigerados o congelados, al menos, a menos de 4ºC; ya sean crudos o cocinados.
- Descongelar los alimentos dentro del frigorífico.
- Es recomendable, el uso de recipientes herméticos para conservar y mantener refrigerados los alimentos.
- Cualquier mayonesa o salsa similar, si es casera, debe ser consumida inmediatamente tras su elaboración, sin guardar las cantidades sobrantes. Si es industrial, debe ser mantenida en el frigorífico una vez abierto el envase.
- Medidas higiénicas para la manipulación de los alimentos;
- Lavarse las manos siempre tras tocar animales, que puedan estar contaminados por Salmonella, y sobretodo, antes de manipular alimentos.
- Ayudar a ancianos y discapacitados en cuestiones de higiene personal, sobretodo en casos de diarrea.
- Limpiar y desinfectar utensilios, equipos y superficies que van a estar en contacto con los alimentos, durante su preparación, cocción o conservación.
- Evitar la contaminación cruzada; que entren en contacto alimentos crudos con alimentos cocinados.
- Control de calidad y conservación de huevos;
- Se recomienda rechazar huevos que no estén etiquetados, no indiquen la fecha de consumo preferente, y estén sucios o rotos externamente. Si los huevos están poco sucios, y no presentan rotos, evitaremos tirarlos, con un simple lavado con agua inmediatamente anterior a su cocción.
- No romper los huevos en el recipiente donde vayan a ser batidos, ni utilizar la cáscara como recipiente para separar la clara y la yema.
- Evitar comer huevos crudos, o platos con huevos crudos.
- Fuera de casa;
- Rechazar alimentos en bares o restaurantes que deben permanecer en refrigeración, y se encuentran a temperatura ambiente.
- No dejar al sol o dentro de vehículos al sol, alimentos, durante horas. Deben mantenerse en una nevera con acumuladores de frío.
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