Es frecuente escuchar que, cuando una persona padece hipercolesterolemia renuncia a los huevos, pues es popularmente conocida la frase de que "Comer huevos, sube el colesterol".
Pero, ¿qué hay de cierto o falso en ello?
Primero, describiremos que es la hipercolesterolemia, a qué es debida y cuáles son sus consecuencias.
La hipercolesterolemia, como su nombre indica, es una patología que se caracteriza por la presencia de niveles de colesterol altos en sangre, de forma permanente. Existen factores de riesgo que conducen a hipercolesterolemia, como son;
- Obesidad y/o sobrepeso.
- Inapropiados hábitos de vida, como; fumar, tomar bebidas alcohólicas, escaso ejercicio físico, e inadecuada alimentación y dieta.
- Presencia de otras enfermedades cardiovasculares, como; diabetes mellitus o hipertensión arterial.
- Antecedentes familiares, con hipercolesterolemia o enfermedades cardiovasculares.
La hipercolesterolemia puede ser de herencia genética, o, como en la mayoría de los casos, puede ser debida a un inadecuado estilo de vida y alimentación.
Y, ¿qué consecuencias produce?
La hipercolesterolemia, como tal, no presenta síntomas, más bien se dice que es una "enfermedad silenciosa", pero si conduce a accidentes o enfermedades cardiovasculares más importantes.
Todo ello es debido a que, cuando una persona presenta niveles de colesterol elevados en sangre, éste puede quedar adherido a las paredes de los vasos sanguíneos, formando una placa de ateroma, provocado un estrechamiento de la arteria o vena.
Esto, conlleva a una reducción del flujo sanguíneo a los órganos, lo que reduce la cantidad de nutrientes y oxígeno al órgano afectado, y puede producir un infarto o muerte de una parte del órgano.
Entonces, ¿cómo puedo evitar, dentro de lo posible, la hipercolesterolemia?
Tanto la presencia de otras enfermedades cardiovasculares, como la herencia genética, son muy difíciles de modificar, así que la tarea de un paciente con hipercolesterolemia será cambiar sus hábitos de vida y adecuar su alimentación.
En cuanto a hábitos de vida, será conveniente reducir o eliminar el alcohol y el tabaco, y aumentar o introducir el ejercicio físico moderado aeróbico, como caminar (que a su vez, también disminuirá el peso corporal).
Por lo que respecta a la dieta, es ahí donde entra la cuestión de los huevos.
Los huevos son un alimento rico en proteínas de alta calidad, grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas (con carácter saludable), y colesterol, además de vitaminas, minerales y agua.
Es el alimento que contiene mayor proporción de colesterol (200 mg de colesterol en un huevo medio), pero diferentes estudios avalados científicamente afirman que el colesterol dietético, es decir, el colesterol que ingerimos, afecta en menor medida a la hipercolesterolemia, que las grasas saturadas (*Nota: siempre en personas sin patologías que alteren los niveles de colesterol).
Por lo que, si bien es cierto, no debemos abusar de más, de entre 3 y 4 huevos medios por semana (en los casos de colesterol sanguíneo alto), no se deben eliminar de la dieta, pues son un alimento muy nutritivo y saludable.
Más bien, para reducir los niveles de colesterol sanguíneo, la dieta debe ser baja en grasas saturadas y grasas trans (parcialmente hidrogenadas). Por tanto, debemos reducir el consumo de alimentos ricos en este tipo de grasa; lácteos enteros, quesos semicurados y curados, mantequilla o margarina, nata, postres lácteos, pasteles y dulces, bollería, embutidos cárnicos (longanizas, chorizo, morcillas), carnes rojas (cordero, ternera, cerdo), y otros muchos alimentos grasos. Es importante leer bien la etiqueta en productos ya precocinados o preparados, con el fin de reducir la cantidad de grasa saturada o trans.
Así que, finalmente, podemos afirmar que "Comer huevos, sube el colesterol" es, relativamente, FALSO.
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