La glándula tiroides es una glándula neuroendocrina, situada en la zona anterior del cuello, detrás de la nuez y sobre la tráquea, formada por dos lóbulos, situados a ambos lados de la traquea, unidos por el istmo; controlada por el hipotálamo y por la glándula pituitaria.
Es una glándula productora de hormonas, que regulan, principalmente, el metabolismo de los nutrientes en el organismo; concretamente, la hormona tiroxina o T4 (más abundante), y la hormona triyodotironina o T3, se encargan, a grandes rasgos, de regular el metabolismo basal corporal, participar en el crecimiento y desarrollo corporal, y determinar el grado de funcionalidad de distintos órganos y sistemas corporales.
Ambas hormonas se producen y secretan a partir de la glándula tiroides; en esta glándula, se produce la tiroglobulina, precursora de las hormonas tiroideas T3 y T4, que junto con el yodo (obtenido a partir de la dieta, en forma de yoduro, y almacenado en las células de la propia glándula), forman la estructura final funcional de las hormonas T3 y T4.
La secreción de dichas hormonas tiroideas funcionales se determina a partir de la concentración sanguínea de éstas, mediante la participación por parte de la Hormona Estimulante de la Tiroides (TSH); que estimula la secreción de hormonas tiroideas, cuando su concentración en sangre es baja.
¿Qué enfermedades son consecuencia de la alteración de la glándula tiroides?
Principalmente, una alteración en la tiroides puede clasificarse en un aumento o un defecto en la producción o secreción de las hormonas tiroideas, por distintas causas;
- Enfermedad autoinmune, en la que el propio organismo destruye las células productoras y secretoras de hormonas tiroideas.
- Extirpación parcial o total de la glándula tiroides.
- Presencia de una inflamación o tumor en las glándulas tiroides.
- Administración de fármacos antitiroideos o estimulantes de la tiroides, tratamiento con litio o alteración en la administración de yodo al cuerpo (falta o exceso).
Entre otras causas.
Por ello, identificamos cómo enfermedades, consecuencia de la alteración de la glándula tiroides, al hipotiroidismo (déficit en la funcionalidad de la glándula tiroides) y el hipertiroidismo (exceso de la actividad y función de la glándula tiroides).
El hipertiroidismo se caracteriza por la presencia de un cuadro clínico específico, como consecuencia del aumento de actividad tiroidea, que se origina debido al aumento de la producción y de la concentración sanguínea de las hormonas tiroideas.
En cambio, el hipotiroidismo se caracteriza por la presencia de un cuadro clínico particular, referido a la disminución de la actividad de las glándulas tiroideas, que se produce por baja producción y concentración de hormonas tiroideas en sangre.
Tabla de síntomas y características propias de los pacientes con hipotiroidismo e hipertiroidismo.
Hipotiroidismo
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Hipertiroidismo
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Cansancio
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Nerviosismo, insomnio y palpitaciones
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Intolerancia al frío
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Cansancio físico
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Apatía e indiferencia
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Sudoración y mala tolerancia a el calor
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Piel seca, y cabello seco y quebradizo
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Temblor en manos
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Aumento de peso
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Pérdida de peso
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Tendencia a la retención de líquidos
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Diarreas
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¿Cuál es el tratamiento de ambas enfermedades?
Con frecuencia, y de forma más común, se utilizan fármacos, de administración diaria, para corregir los niveles de hormonas tiroideas; para casos de hipertiroidismo se administran fármacos que inhiben la producción de hormonas tiroideas, mientras que para el hipotiroidismo se administran, directamente, las hormonas tiroideas (en su mayoría, tiroxina), para conseguir la dosis de hormonas tiroideas necesaria por día.
Aún así existen otros tratamientos para ambas enfermedades. La elección de uno u otro, deberá ser tomada por el médico especialista o endocrino, según las características de cada paciente.
¿Cómo puede influir la alimentación en los pacientes de enfermedades tiroideas?
Tanto en los casos de hipotiroidismo, como en los casos de hipertiroidismo, la alimentación juega un papel fundamental.
En los casos de hipertiroidismo, como existe una mayor concentración sanguínea de hormonas tiroideas, que provoca, entre otros efectos, un catabolismo en el organismo, con pérdida de peso y de masa muscular, es de vital importancia mantener una dieta ligeramente hipercalórica (alta en calorías) (*según las características del paciente se determinará el exceso calórico de la dieta), y asegurar el aporte proteico. Algunos trucos para evitar la perdida de peso, pueden ser; adicción de frutos secos al yogur o a las ensaladas, adición de azúcar o miel a la leche y yogures, elaborar batidos con lácteos, frutas, endulzantes y frutos secos, etc.
Sin embargo, en los casos de hipotiroidismo, que se caracterizan por el aumento de peso corporal, se recomienda una dieta equilibrada y variada, suficiente en calorías y nutrientes; rica en verduras, frutas, cereales y granos integrales, pescado, carnes magras y agua. Se precisa del aumento de la actividad física, del uso de técnicas culinarias bajas en grasas (vapor, horno, plancha, hervido) y de evitar alimentos ricos en azúcares y grasas (bollería, dulces, productos de repostería, embutidos, frituras, salsas, etc.).
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