martes, 4 de julio de 2017

Trucos para reducir los desperdicios alimentarios

En España, al igual que en muchos otros países, se desperdician muchísimos kilogramos de comida al año; alrededor de unos 80 kg de comida, por año y por cada hogar. 
Un dato, realmente, preocupante, del cual debemos ser conscientes todos, a fin de reducirlo para conseguir un mayor ahorro económico y rendimiento alimentario, y un mejor bienestar medioambiental. 

Pero, ¿cómo podemos reducir el número de desperdicios alimentarios? 

En primer lugar, sería recomendable planificar el menú semanal y escribir la lista de la compra, a fin de comprar los alimentos verdaderamente necesarios para la semana, por unidad familiar, evitando que se cumplan las fechas de caducidad de los alimentos. Para ello, es importante tener en cuenta; las comidas fuera del hogar, los comensales por comida, y los ingredientes necesarios para cada plato. 

En segundo lugar, es conveniente asegurar el máximo rendimiento posible de los alimentos, de las siguientes formas; 
  • Obtener "nuevos alimentos" a partir de los viejos; "trash cooking".  
  • Elaborar conservas caseras seguras. 
Y, es que, existe una nueva tendencia denominada "trash cooking" que se basa en el uso y aprovechamiento de todas las partes de los alimentos a fin de conseguir otros nuevos usos, y ahorrar dinero. A continuación, os muestro algunos ejemplos; 
  • A partir de pan duro, obtener pan rallado, picatostes, preparar torrijas (con leche, canela y azúcar), etc. 
  • Utilizar la cascara de cítricos (limón, lima, naranja) para aportar sabor a bebidas frías o té, obtener ralladura para añadir al azúcar o a bizcochos, e incluso, decorar con la ralladura algunos postres, como mousse o helados. 
  • Aprovechar partes de aves, cerdo, u otros animales, así como pescados, para la obtención de rellenos de croquetas o verduras (pimiento relleno de arroz y carne), e incluso para la preparación de caldos y sopas. 
  • Usar la cascara o partes no comestibles de marisco para la elaboración de sopas y caldos. 
  • Emplear las hojas de verduras (como nabos) como ingredientes de potajes, cocidos con legumbres o patata. 
  • Utilizar la piel de la patata, bien limpia, para obtener patatas chips, tras su fritura. 
Pero, además de ello, también resulta beneficioso preparar conservas de alimentos, para mantenerlos en condiciones óptimas de consumo, durante un largo periodo de tiempo, mediante el tratamiento térmico o esterilización, la adición de ácidos, sal o azúcar, o el envasado al vacío; en función del tipo de alimento a conservar y sus características químicas.  


En resumidas cuentas, lo que se pretende con estas ideas es reducir los desperdicios alimentarios, mejorando la economía de la familia y su alimentación, sumado a cuidar el medio ambiente. 

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