martes, 1 de agosto de 2017

¿Qué signos nos indican que estamos deshidratados?

La deshidratación es una descompensación de líquidos, en nuestro organismo, que se vuelve muy frecuente en los meses más calurosos del año. Con el calor es fácil que perdamos más líquido del que debemos, sobretodo personas con problemas de termoregulación corporal, como bebés, niños y ancianos. Pero, ¿cómo podemos saber si estamos deshidratados? 

La deshidratación se define como un balance negativo de líquidos en nuestro organismo, como consecuencia de una pérdida de éstos, mayor a su ingesta. Según los expertos, podemos clasificar el grado de deshidratación, según el porcentaje de líquido perdido en: 
  • Leve; entre el 1-3% de líquido corporal. 
  • Moderada; entre el 3-10% de líquido corporal.
  • Grave; más del 10% de líquido corporal. 
¿Cuáles son los signos y síntomas característicos de la deshidratación? 

Cuando la deshidratación es muy leve, el primer síntoma que aparece es la sensación de sed. En este momento, la persona, además del deseo de beber, presenta una orina escasa de color muy amarillento y olor fuerte. 
Más adelante, cuando la deshidratación es mayor (una pérdida de 2% de líquido corporal) la persona presenta confusión, mareos, perdidas de memoria a corto plazo, etc. 
Si la pérdida de agua corporal prosigue, la persona se encontrará fatigada y cansada, con sequedad bucal y nasal, dificultad respiratoria, cefaleas severas, entre otros síntomas. 


¿Qué consecuencias trae la deshidratación? 

La deshidratación provoca diversos daños fisiológicos, que se traducen en distintas enfermedades muy variadas, que pueden, incluso, perdurar en el tiempo; trastornos metabólicos, estreñimiento, infecciones del tracto urinario, formación de cálculos renales, trastornos respiratorios, etc. 

¿Cómo podemos, de forma sencilla, conocer nuestro grado de deshidratación? 

Además de atender a nuestro estado de consciencia, así como detectar sensación de sed, una forma sencilla de saber que estamos en proceso de deshidratarnos es observar la turgencia de nuestra piel, con un simple pellizco. 
En el caso de estar bien hidratados, será difícil pellizcar nuestra piel, y además, ésta volverá a su estado normal enseguida. Mientras que si tenemos cierto grado de deshidratación la piel será fácil de pellizcar, se tornará fina y volverá a su estado inicial de forma lenta. 

Para evitar la deshidratación es de vital importancia seguir las siguientes recomendaciones: 
  • Beber agua regularmente, durante todo el día, entre 1,5 y 2 litros. Es importante destacar que deportistas, empleados con trabajos físicos, ancianos, niños, embarazadas y madres lactantes precisan de mayor cantidad de agua por día, debido a que sus necesidades hídricas son más elevadas. 
  • Mantener una dieta rica en verduras y frutas. Este tipo de alimento es rico en agua y minerales que ayudan a la hidratación corporal. 
  • Evitar salir durante las horas del día de mayor calor, mantenerse a la sombra y utilizar accesorios que protejan del sol, como sombreros o gorras. 

lunes, 17 de julio de 2017

¿Qué es el glutamato monosódico? ¿Es tan perjudicial para la salud como se comenta?

El Glutamato Monosódico es un aditivo alimentario bastante frecuente en la industria alimentaria, que se utiliza principalmente como potenciador del sabor, ya que es el encargado de conseguir dar sabor umami* a los alimentos. 

En principio, la Unión Europea (UE) lo considera como aditivo alimentario seguro, aunque su consumo se asocia a diversos signos o síntomas de malestar en el individuo. 

Este aditivo puede identificarse en el etiquetado alimentario de los alimentos como E621, y se obtiene de forma química, a partir de la fermentación bacteriana de azúcares simples de vegetales, principalmente. 

¿En qué alimentos podemos encontrar glutamato monosódico? 

Con frecuencia este aditivo se utiliza en la cocina asiática, así como en alimentos procesados y precocinados, como; patatas fritas, snacks, pastillas de caldo, sopas en polvo, patés, embutidos y fiambres, pizzas, salsas y otros muchos, a los que se suman los productos dietéticos "sin sal" o "bajos en sal" (también, se utiliza como sustituto de la sal). 


¿Cuáles son los efectos negativos del consumo de glutamato monosódico? 

Por lo general, el glutamato monosódico es una neurotoxina, es decir, una sustancia que resulta tóxica para nuestras neuronas y sistema nervioso, que puede reducir potencialmente la capacidad sensitiva, motora e intelectual de la persona. 

Algunos de los síntomas más comunes entre los consumidores regulares de glutamato monosódico son los dolores de cabeza, mareos, migrañas, náuseas, espasmos musculares, etc. 

Como neurotoxina que es, daña el sistema nervioso y estimula en exceso a las neuronas, llevándolas hasta un estado de sobreesfuerzo y agotamiento, que provoca, en algunas de ellas, la muerte, reduciéndose así la capacidad neurológica. 

Debido a ello, es de destacar que, este tipo de aditivo, o los alimentos que lo contienen, están totalmente contraindicados en personas que padecen patologías del sistema nervioso, como pacientes con Enfermedad de Parkinson, alzheimer, trastorno bipolar, esquizofrenia, o epilepsia, ya que puede agravar su estado de salud. 

Por contra, a grandes dosis, este aditivo puede inducir repentinamente a ataques de asma o reacciones alérgicas, que si una atención sanitaria rápida puede provocar la muerte por asfixia. 

¿Cómo se puede reducir el consumo de glutamato monosódico? 

La mejor recomendación es seguir una dieta variada, rica en productos naturales, poco procesados, así como leer atentamente el etiquetado nutricional, para asegurarse de que el alimento a consumir no presente el aditivo E621. 


*Umami. Palabra de origen japonés que significa "sabroso", y se engloba en los distintos tipos de sabores básicos; dulce, amargo, ácido y salado. Se encuentra de forma natural en algunos alimentos como la carne, los champiñones o las espinacas. 


lunes, 10 de julio de 2017

Sandía vs. Melón

Tanto la sandía como el melón, son dos de las frutas más consumidas en la época de verano, cuando más aprieta el calor, por su gran contenido en agua, que ayuda a refrescarnos e hidratarnos. 

Son dos frutas propias de esta época del año, que aportan, además de agua, otros nutrientes beneficiosos para nuestro organismo. 

Pero, ¿existe diferencia entre ambas? ¿cuál es mejor? 

En cuanto a frutas nos referimos, todas ellas nos son beneficiosas y de todas obtenemos nutrientes necesarios para cubrir nuestros requerimientos nutricionales diarios. 

Es, por ello, que consumir un tipo de fruta no esta reñido con consumir otro tipo de esta; sino más bien, todo lo contrario. La gracia está en variar nuestra alimentación, sobre todo en cuanto a alimentos saludables, para hacer más divertida nuestra dieta. 

Sin embargo, y para los más curiosos, si existen algunas diferencias en cuanto a contenido nutricional entre el melón y la sandía. A continuación, os las indico: 

Sandía
Melón
Menor contenido calórico (aprox. 20 kcal/ 100g)
Mayor contenido calórico (aprox. 50 kcal/ 100g, mayor contenido de azúcares simples)
Mayor contenido agua (mayor hidratación)
Menor contenido agua
Mayor contenido betacaroteno (precursor de la vitamina A, beneficiosa para los ojos)
Menor contenido betacaroteno
Menor contenido vitamina C
Mayor contenido vitamina C (100g aporta la mitad del requerimiento nutricional diario de vitamina C)
Presenta licopeno (potente antioxidante)
Presenta vitaminas del grupo B (antioxidantes)


Aún así, ambas frutas se asemejan en las siguientes características: 
  • Gran contenido de agua; dificultan la deshidratación en verano, mejoran la circulación sanguínea, y facilitan la función renal y la diuresis. 
  • Escaso aporte calórico; ideal para mantener el peso corporal, o incluso, reducirlo. 
  • Importante fuente de fibra; beneficiosa para combatir el estreñimiento y mejorar la función intestinal.
  • Excelente antioxidante; disminuye la oxidación celular y el deterioro corporal. 
Por último, os recomiendo que, además de utilizarlas como postre, las introduzcáis como ingrediente de ensaladas frescas, o batidos y zumos naturales; ensalada de melón con jamón serrano, zumo de sandía y kiwi, etc. 

martes, 4 de julio de 2017

Trucos para reducir los desperdicios alimentarios

En España, al igual que en muchos otros países, se desperdician muchísimos kilogramos de comida al año; alrededor de unos 80 kg de comida, por año y por cada hogar. 
Un dato, realmente, preocupante, del cual debemos ser conscientes todos, a fin de reducirlo para conseguir un mayor ahorro económico y rendimiento alimentario, y un mejor bienestar medioambiental. 

Pero, ¿cómo podemos reducir el número de desperdicios alimentarios? 

En primer lugar, sería recomendable planificar el menú semanal y escribir la lista de la compra, a fin de comprar los alimentos verdaderamente necesarios para la semana, por unidad familiar, evitando que se cumplan las fechas de caducidad de los alimentos. Para ello, es importante tener en cuenta; las comidas fuera del hogar, los comensales por comida, y los ingredientes necesarios para cada plato. 

En segundo lugar, es conveniente asegurar el máximo rendimiento posible de los alimentos, de las siguientes formas; 
  • Obtener "nuevos alimentos" a partir de los viejos; "trash cooking".  
  • Elaborar conservas caseras seguras. 
Y, es que, existe una nueva tendencia denominada "trash cooking" que se basa en el uso y aprovechamiento de todas las partes de los alimentos a fin de conseguir otros nuevos usos, y ahorrar dinero. A continuación, os muestro algunos ejemplos; 
  • A partir de pan duro, obtener pan rallado, picatostes, preparar torrijas (con leche, canela y azúcar), etc. 
  • Utilizar la cascara de cítricos (limón, lima, naranja) para aportar sabor a bebidas frías o té, obtener ralladura para añadir al azúcar o a bizcochos, e incluso, decorar con la ralladura algunos postres, como mousse o helados. 
  • Aprovechar partes de aves, cerdo, u otros animales, así como pescados, para la obtención de rellenos de croquetas o verduras (pimiento relleno de arroz y carne), e incluso para la preparación de caldos y sopas. 
  • Usar la cascara o partes no comestibles de marisco para la elaboración de sopas y caldos. 
  • Emplear las hojas de verduras (como nabos) como ingredientes de potajes, cocidos con legumbres o patata. 
  • Utilizar la piel de la patata, bien limpia, para obtener patatas chips, tras su fritura. 
Pero, además de ello, también resulta beneficioso preparar conservas de alimentos, para mantenerlos en condiciones óptimas de consumo, durante un largo periodo de tiempo, mediante el tratamiento térmico o esterilización, la adición de ácidos, sal o azúcar, o el envasado al vacío; en función del tipo de alimento a conservar y sus características químicas.  


En resumidas cuentas, lo que se pretende con estas ideas es reducir los desperdicios alimentarios, mejorando la economía de la familia y su alimentación, sumado a cuidar el medio ambiente. 

lunes, 26 de junio de 2017

¿Cómo preparar polos caseros, bajos en calorías?

Durante la época de verano, con el calor, los helados y bebidas frías son un buen aliado para hidratarse y refrescarse. Pero, muchos de estos alimentos contienen una gran proporción de grasas saturadas y azúcares simples que favorecen el aumento de peso. 

Os propongo una forma divertida, sencilla y económica de refrescarse e hidratarse, de forma saludable, con el consumo de polos de frutas caseros. 

Material o utensilios necesarios
  • Moldes para polos, o vasos para congelar y palos de madera. 
  • Congelador.
  • Exprimidor.  
Ingredientes básicos
  • Agua. 
  • Zumo de fruta, natural (recién exprimido). 
  • Gelatina o agar-agar. 
  • Fruta fresca, en trozos (opcional). 
Elaboración
  1. Hidratar la gelatina o agar-agar en un vaso con agua. 
  2. Exprimir la fruta, para obtener el zumo natural. 
  3. Calentar en un cazo, el agua con la gelatina hasta conseguir deshacerla. 
  4. Añadir al cazo, agua y el zumo de fruta, para obtener una mezcla homogénea. *Opcional; añadir 1 cucharada de azúcar, si se desea endulzar, o 1 sobre de sacarina, e incluso algunos trozos de fruta fresca. 
  5. Rellenar los moldes. 
  6. Congelar, durante aproximadamente 7 u 8 horas. En el caso de utilizar moldes que carecen de palo o sujeción del polo, se debe introducir el palo, en el centro del polo, a la mitad de la congelación, sobre las 4 horas. 
Se pueden obtener tantos sabores como se desee; frambuesa, limón, sandía, piña, kiwi, etc., y de esta forma, variar la alimentación, conseguir una buena hidratación, con pocas calorías, y muchas vitaminas antioxidantes que, nos ayudarán a reducir la oxidación de nuestras células, provocada por el sol. 


*Nota; Para facilitar la extracción del polo de los moldes, es conveniente poner los moldes bajo el chorro de agua templada, durante unos segundos. 

lunes, 19 de junio de 2017

¿Qué consecuencias trae la obesidad en el embarazo?

En la sociedad española actual, muchas son las mujeres que antes del embarazo presentan un Índice de Masa Corporal (IMC) que indica obesidad, o sobrepeso grave, que puede traer consecuencias nefastas para sí mismas y para sus hijos. 

Cuando una mujer decide quedarse embarazada, debe, en primer lugar, asegurarse de que su peso sea adecuado a su altura y complexión física. En el caso de que no sea así, por recomendación médica debe reducir su peso corporal hasta conseguir un valor de IMC cercano a 25 kilogramos por metro al cuadrado (25 kg/m2). 

¿Cómo calcular el IMC? 

Para obtener el valor de IMC se debe dividir el peso corporal de la persona (en kilogramos), por su altura (en metros) al cuadrado. El resultado se debe comparar con los valores de referencia establecidos; 
  • IMC entre 18,5 y 25 kg/m2, indica normopeso. 
  • IMC entre 25 y 30 kg/m2, indica sobrepeso. 
  • IMC igual o superior a 30 kg/m2, indica obesidad. 
Si la mujer, antes de quedarse embarazada, presenta un IMC cercano o superior a 30 kg/m2, debe reducir su peso antes del embarazo. 


¿Por qué debe bajar de peso? ¿Qué consecuencias trae la obesidad en el embarazo? 

Tanto para una mujer que desee quedarse embarazada, como para cualquier persona, la obesidad es un factor de riesgo importante para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, como la hipertensión, hipercolesterolemia o diabetes mellitus tipo II. 

En particular, cuando una mujer obesa, o con un importante sobrepeso, se queda embarazada, aumenta considerablemente el riesgo de padecer hipertensión, diabetes gestacional, trombosis, hemorragias y preeclampsia, así como complicaciones durante el parto como reacciones adversas a anestésicos, parto prematuro o necesidad de cesárea

Por parte del bebé, con madres en obesidad, aumenta el riesgo de aborto, muerte fetal, malformaciones congénitas (espina bífida), e incluso, mayor probabilidad de muerte súbita en los primeros meses de vida. Además, tras el nacimiento, y durante la infancia (o incluso, edad adulta) el niño tendrá mayor propensión a padecer diabetes, hipertensión, otras enfermedades cardiovasculares y obesidad infantil, así como otras enfermedades no metabólicas como; asma, osteoporosis, trastornos neurológicos, etc. 

Por tanto, ¿cuáles serían las recomendaciones para las mujeres, antes del embarazo? 

Como para cualquier persona con problemas de sobrepeso, se recomendaría una dieta variada, con una reducción calórica, mediante la restricción del consumo de dulces, bollería, alimentos grasos, precocinados y fritos; basada en cereales integrales, frutas y verduras, carnes magras, pescado, lácteos desnatados, y aceite de oliva, como grasa principal de la alimentación. 
Las técnicas culinarias más recurridas en la dieta serán bajas en grasas, como el hervido, al vapor, al horno, o a la plancha. 
Y, por último, se recomendará la práctica de ejercicio físico aeróbico regular, de una duración mínima de 1 hora por día, como caminar, natación, correr, ciclismo, etc. 

*Nota: Si una mujer decide quedarse embarazada, además del control de peso, se le recomienda una suplementación con ácido fólico, anterior al embarazo, para prevenir posibles defectos en el tubo neural del bebé. 

lunes, 12 de junio de 2017

¿Funciona la Dieta Alcalina?

La Dieta Alcalina es una forma de alimentación que divide los alimentos en "alimentos ácidos" y "alimentos alcalinos", en función de la variación de pH sanguíneo que producen, al ingerirlos. 

Se basa en la creencia de que niveles bajos de pH sanguíneo (acidez) promueven la aparición de multitud de enfermedades en el organismo, y esto se asocia a una mala alimentación. Según los adeptos a la dieta alcalina, ésta limpia y depura el organismo, manteniendo un pH sanguineo de, alrededor de, 7,4, ayudando a bajar el peso corporal, eliminar malestar gastrointestinal, fortalecer el sistema inmunológico, mejorar la piel, prevenir la osteoporosis y el cáncer, entre otras enfermedades. 


Como se ha dicho anteriormente, esta dieta divide los alimentos en ácidos y alcalinos; 
  • Alimentos ácidos. Café, bebidas alcohólicas, leche, carnes, pan, galletas, harinas y cereales, azúcar, alimentos ricos en grasas saturadas, y algunas frutas, como arándanos y ciruelas. 
  • Alimentos alcalinos. Verduras (sobre todo de hoja verde), algas marinas, aguacate, algunas frutas, frutos secos, y algunos tipos de cereales. 
y se consumirán en las siguientes proporciones; alimentos ácidos un 20%, y alimentos alcalinos un 80%. 

Además, se anima el consumo de agua con bicarbonato o limón en ayunas, tomar ciertos alimentos en momentos específicos del día, y no hacer determinadas combinaciones de distintos alimentos en un mismo plato o toma, como por ejemplo alimentos ricos en hidratos de carbono junto con alimentos proteicos. 

A su vez, se promueve el consumo de ensaladas y licuados vegetales, a los que normalmente se añaden algas marinas en polvo u otros alimentos alcalinos permitidos. 

¿Qué beneficios reporta la dieta alcalina? 

La dieta alcalina, en la actualidad, no presenta evidencia científica que cerciore todos los beneficios para la salud que se le atribuyen, pues, por un lado, todos los alimentos (ácidos y alcalinos) que consumimos llegan al estómago, donde se encuentra el jugo gástrico ácido, necesario para la correcta digestión de dichos alimentos, que posteriormente se neutralizará en el intestino por el jugo pancreático. Por ello, se determina que en el interior del organismo, durante la digestión, el propio tracto gastrointestinal determina en que medio (ácido o alcalino) se digerirán los alimentos, a nutrientes simples que pasarán al torrente sanguíneo. 

Por otra parte, se conoce científicamente que el pH de los alimentos no influye en el pH sanguíneo, sino que, más bien, actúa sobre el pH de la orina, que no siempre es igual al de la sangre. Por lo que comer alimentos alcalinos, no, necesariamente, subirá el pH de la sangre (alcalino). 

Así pues, es de destacar que nuestro organismo es capaz por sí sólo de regular el pH interno, por medio de la acción de los riñones y de los pulmones, para de este modo evitar cualquier complicación o patología. 

Por tanto, se puede afirmar que la dieta alcalina no beneficia en cuanto a la prevención de enfermedades, por la variación del pH sanguíneo por el consumo de determinados alimentos. 

¿Cuáles pueden ser sus beneficios reales? 

Con ella, sí podemos conseguir una reducción del peso corporal por; disminución del número de calorías ingeridas diarias, así como la reducción del consumo de alimentos ricos en hidratos de carbono (simples) y grasas saturadas. También, podemos conseguir bienestar gástrico gracias a la reducción del consumo de grasas. Y, por último, fortalecer el sistema inmunológico y mejorar el estado de la piel, gracias al consumo abundante de verduras y frutas, por la alta concentración de vitaminas y minerales, presente en ellos.

Pero, todos estos beneficios también los aporta la Dieta Mediterránea, con abundante consumo de verduras, hortalizas y frutas, con base energética de alimentos ricos en hidratos de carbono complejos como el arroz, pasta, legumbres, pan, y derivados integrales, y un consumo regular de alimentos proteicos como carnes magras, pescado, huevos, y lácteos desnatados; asegurando el aporte de todos y cada uno de los nutrientes necesarios para un correcto funcionamiento corporal. 

En resumidas cuentas, siempre cabe recordar que, es importante que la dieta sea equilibrada y variada, dado que la restricción dietética de algún alimento puede conducir al déficit de algún tipo de nutriente. Por ello, como Dietista-Nutricionista recomiendo la Dieta Mediterránea como forma de alimentación completa, saludable y suficiente para cubrir nuestras necesidades, siempre acompañada de ejercicio físico y una ingesta suficiente de agua (entre 1,5 y 2 litros por día).